¿SABE USTED
LO QUE SIGNIFICA LA PALABRA CRUZ EN LAS ESCRITURAS?
Mateo 27:32
Y cuando
salían, hallaron a un hombre de Cirene llamado Simón, al cual obligaron a que
llevara la cruz.
Mateo 27:40
y diciendo:
Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, si
eres el Hijo de Dios, y desciende de la cruz.
Mateo 27:42
A otros
salvó; a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la
cruz, y creeremos en El.
Marcos 8:34
Y llamando a
la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.
Marcos 15:21
Y obligaron
a uno que pasaba y que venía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro
y Rufo, a que llevara la cruz de Jesús.
Marcos 15:30
¡Sálvate a
ti mismo descendiendo de la cruz!
Marcos 15:32
Que este
Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y
creamos. Y los que estaban crucificados con Él también le insultaban.
Marcos 15:46
Quien compró
un lienzo de lino, y bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y
le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca; e hizo rodar una
piedra a la entrada del sepulcro.
Lucas 23:26
Cuando le
llevaban, tomaron a un cierto Simón de Cirene que venía del campo y le pusieron
la cruz encima para que la llevara detrás de Jesús.
Juan 19:17
Tomaron,
pues, a Jesús, y El salió cargando su cruz al sitio llamado el Lugar de la
Calavera, que en hebreo se dice Gólgota,
Juan 19:19
Pilato
también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: JESÚS EL
NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS.
Juan 19:25
Por eso los
soldados hicieron esto. Y junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana
de su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena.
Juan 19:31
Los judíos
entonces, como era el día de preparación para la Pascua, a fin de que los
cuerpos no se quedaran en la cruz el día de reposo (porque ese día de reposo
era muy solemne), pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y se los
llevaran.
Hechos 10:39
Y nosotros
somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de los judíos y en
Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándole en una cruz.
Hechos 13:29
Y cuando
habían cumplido todo lo que estaba escrito acerca de El, le bajaron de la cruz
y le pusieron en un sepulcro.
1 Corintios
1:17
Pues Cristo
no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio, no con palabras
elocuentes, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
1 Corintios
1:18
Porque la
palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los
salvos es poder de Dios.
Gálatas 5:11
Pero yo,
hermanos, si todavía predico la circuncisión, ¿por qué soy perseguido aún? En
tal caso, el escándalo de la cruz ha sido abolido.
Gálatas 6:12
Los que
desean agradar en la carne tratan de obligaros a que os circuncidéis,
simplemente para no ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo.
Gálatas 6:14
Pero jamás
acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el
cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.
Efesios 2:16
Y para
reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado
muerte en ella a la enemistad.
Filipenses
2:8
Y hallándose
en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.
Filipenses
3:18
Porque
muchos andan como os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando,
que son enemigos de la cruz de Cristo,
Colosenses
1:20
y por medio
de El reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de
la sangre de su cruz, por medio de El, repito, ya sean las que están en la
tierra o las que están en los cielos.
Colosenses
2:14
Habiendo
cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que
nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz.
Hebreos 12:2
Puestos los
ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante
de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la
diestra del trono de Dios.
1 Pedro 2:24
Y El mismo
llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al
pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados.
“Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo:
Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu” - (Juan
19:30).
En el
Antiguo Testamento, el sacerdote entraba en el templo:
1. para ministrar,
2. quemar incienso
3. y ofrecer oraciones y sacrificios.
Pero había una pieza
del mobiliario que no estaba en el lugar Santísimo, y esa era la silla en la
cual el sacerdote se sentaba. ¿Por qué? Porque su trabajo nunca se terminaba.
No obstante, cuando Jesús inclinó su cabeza en la cruz y exclamó: “Consumado
es”, terminó su labor de redención y se sentó a la diestra de Dios Padre. Las
primeras palabras registradas del joven Jesús fueron: “¿No sabías que en los
negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Y sus últimas
palabras en la cruz fueron: “Consumado es” (Juan 19:30). Él se quedó hasta
terminar el trabajo encomendado por su Padre. Nada de lo que usted haga puede
añadir nada a su trabajo cumplido. “Consumado es.” ¡Aleluya!
Adore a Dios
cantando el himno “En el Monte Calvario”, letra de George Bennard.
“Sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” -
(1 Pedro 1:18-19).
¡Emancipación!
¿Qué cuadro le trae a la mente esa palabra? Muchos piensan en los esclavos.
Pero, ¿sabía que la cruz de Jesucristo ha emancipado a cada creyente? En 1
Pedro 1:18 la palabra rescatados es la misma palabra usada para emancipar a un
esclavo. Jesucristo le ha redimido y le ha “rescatado de vuestra vana manera de
vivir”, eso significa “de su vida vacía”: respirar y ganar un salario, sin
interesarse seriamente en esto que se llama “la vida cristiana”. Mi amigo, es
hora de que usted experimente la emocionante vida a la cual Dios le ha llamado.
La abundante vida por lo cual murió Jesús para dársela. Es extraordinario el
servir a Aquel que nos ha redimido con la plata de sus lágrimas y el oro de su
sangre.
¿Está usted
sirviendo a Dios hoy? Usted es un ministro, un sacerdote. Usted es las manos,
los pies y la boca de Jesús en un mundo que necesita de un Salvador. Pídale a
Dios que le use hoy, y marche, en fe, hacia las maravillas que Él hará.
“Y estando
en la condición de hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y
le dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:8-9).
En ocasiones
añadimos más a la humanidad de Jesús para probar que Él es Dios. Pero si usted
piensa que Jesús sólo tenía una máscara de hombre en vez de ser un verdadero
ser humano, entonces ha perdido una bendición. Verá, es la humanidad de Jesús
la que nos enseña cómo debemos vivir como creyentes en este mundo. ¿Y cómo
vivió Jesús? Él mismo dijo: “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha
dejado solo el Padre, porque Yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29). Él
vivió en sujeción a su Padre. Y porque Él escogió someterse, Dios le dio
autoridad. Este es el principio para usted y para mí para la vida diaria. Nunca
tendremos autoridad, hasta que no estemos dispuestos a estar bajo autoridad. La
autoridad no se desarrolla por sí misma. Siempre proviene de una fuente más
alta de poder.
Escriba su
propia definición de la palabra “humildad”. ¿Sería eso una descripción de usted
mismo? Pídale a Dios que le ayude a tener la actitud de su Hijo.
“Pues así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos” (Hageo
1:5).
¿Sabe lo que
significa “Jehová de los ejércitos”? Literalmente significa “Dios
Todopoderoso”, y habla de la grandeza de Dios. Martín Lutero en su himno
“Castillo Fuerte Es Nuestro Dios” usa la palabra griega “Sabaoth”para “Jehová
de los ejércitos” cuando escribe: “El que venció en la cruz, Señor y Salvador,
Y siendo el solo Dios, Él triunfa en la batalla.” Cuando David enfrentó a
Goliat, usó ese nombre para Dios: “Tú vienes a mí con espada y lanza y
jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos” (1 Samuel
17:45). Y aunque Goliat era un gigante, David dijo que no era demasiado grande
para derrotarlo, si Dios estaba a su lado.
Hay más de
230 referencias de “Jehová de los ejércitos” en la Biblia. Dos Salmos que
resplandecen con esta descripción de Dios, son los Salmos 46 y 84. Adore a Dios
hoy leyendo estos Salmos.
“Tú, pues,
sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2 Timoteo 2:3).
Muchos de
nosotros sabemos hablar muy bien religiosamente. Somos como el jovencito que
llamó a su enamorada para decirle: “Cariño, tú eres preciosa para mí. Te amo
tanto que pelearía con bestias salvajes con tal de estar a tu lado. Caminaría
sobre vidrios rotos con tal de sostener tu mano…Y si es que no llueve, te iré a
ver mañana por la noche.” Muchos creyentes son intensamente sentimentales, pero
pobres en cuanto a sacrificio. No sabemos lo que es luchar por el Señor
Jesucristo. Si usted está buscando una manera fácil de servir al Señor,
¡olvídelo! Somos llamados a soportar penalidades como buenos soldados de la
cruz. ¿Cuántas penalidades soportaría usted?
He aquí una
pequeña prueba: ¿Cuándo fue la última vez que usted ayunó? ¿Cuándo fue la
última vez que usted pasó una hora en oración? ¿Cuándo fue la última vez que
usted pasó sus vacaciones en un corto viaje misionero? ¿Cuándo fue la última
vez que usted fue perseguido por su fe? ¿Cuándo fue la última vez que pasó una
noche encarcelado por haber compartido su fe?
NO SOMOS
MEJORES QUE LOS OTROS HERMANOS.
“No
juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad,
y seréis perdonados” - (Lucas 6:37).
En algunas
ocasiones los creyentes miran a personas que han cometido adulterio, o algún
crimen, y se comparan con ellos. Incluso pueden decir: “Ellos están muertos en
sus delitos y transgresiones.” Permítame decirle algo. Ellos están tan muertos
en sus delitos y transgresiones como su preciosa y dulce hija o sus amados
familiares que no han aceptado el regalo de salvación por parte de Jesucristo.
Puede haber grados de corrupción, pero no existen grados en cuanto a la muerte.
Todos los perdidos son muertos que necesitan del Salvador, Jesucristo. Usted
puede pensar que no tiene un testimonio que compartir porque no obtuvo un
doctorado en pecado antes de ser salvo. Tal vez usted se salvó cuando era un
niño. Bueno, se requirió lo mismo de la gracia de Dios para salvarle, que para
salvar a un asesino condenado a pena de muerte. Nunca lo olvide, querido amigo.
La gente muerta debe dejar de compararse con otra gente muerta. El terreno está
nivelado al pie de la cruz.
¿Alguna vez
el Diablo le ha tentado para que juegue a “las comparaciones”? Y si el diablo
comienza a tentarle de esa manera hoy, practique lo que le va a decir, ahora
mismo, para derrotarlo en su propio juego, antes de que comience.
Juan 3:16:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”
La Vida se
deletrea A-M-O-R. ¿Cuál es el mensaje de Vida? Juan 3:16, Dios nos obsequió el
regalo de amor en la primera Navidad. Correctamente se dice: “Lo que el mundo
necesita es amor.” Yo lo necesito. Usted lo necesita. Su cónyuge lo necesita.
Su hijo (a) lo necesita. Un anciano o anciana sentada sola en un asilo lo necesita.
Un niño abandonado y solo en un orfanato lo necesita también. Dios envió a su
único Hijo como el Salvador. Él sabía que no podíamos salvarnos a nosotros
mismos. Así que mandó a su Hijo a nacer en un pesebre, a morir en la cruz, a
resucitar en gloria, y a regresar otra vez a redimir su iglesia.
Gálatas
2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí.”
Dios le ama
tanto que Jesucristo agonizó y derramó su sangre al ser crucificado por usted.
Usted es preciado para Dios, es el objeto de su amor. La sangre de Jesucristo
fue derramada en el Calvario por usted. Amigo, amiga, si lo sabe, entonces
podrá mantenerse firme ante toda crítica. No le molestará lo que otros digan de
usted. La cruz le libera. Aquel que murió por usted vive ahora en usted. El
Señor entregó su vida por usted, para luego poderse entregar a usted. Cuando
Jesucristo murió por usted, no solamente removió sus pecados, sino que le
removió a usted. Usted está crucificado con él. Así que, ¿quién puede hacerle
daño a un hombre o mujer muerta?
¿Ha sentido
el ardor de la crítica esta semana? Extraiga el aguijón y lave la herida con el
bálsamo del amor de Jesús. Entréguele esa crítica al Señor. Luego, pídale a
Dios que le enseñe de lo acontecido.
Juan 10:11:
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.”
¿Sabía usted
que solamente ha vivido una persona que escogió morir? Únicamente una. “¡Oh!
―dirá usted―los pilotos suicidas escogen morir. Otras personas escogen morir.
Personas que mueren por su propia mano, escogen morir. Gente que da su vida por
otros, escoge morir.”
Nadie nunca
ha escogido morir, sólo el Señor Jesucristo, porque Él es el único que no tenía
que morir. Algunas personas tal vez escogen morir prematuramente, pero nadie ha
escogido morir sino Uno. Lo que detuvo a nuestro Salvador en aquella cruz no
fueron los clavos, sino las cuerdas plateadas de amor y las ataduras doradas de
redención.
El hecho que
nadie haya escogido morir, sino Jesús, tal vez sea un concepto nuevo para
usted. Si lo es, probablemente es nuevo para otra persona. ¡Compártalo con
alguien hoy!
Apocalipsis
7:12: “La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la
honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los
siglos.”
Ese cuenta
de un hombre que se emocionaba demasiado en la iglesia. Continuamente gritaba:
“¡Alabado sea el Señor!” Un día, unos miembros de su congregación vinieron a
hablarle cuando él araba sus campos. Al terminar de platicar, él inclinó su
rostro y explicó: “Sé que es verdad. He interrumpido los cultos, pero saben, me
siento ahí y pienso en todo lo que el Señor ha hecho por mí: cómo murió en
agonía y derramó su sangre en la cruz por mí... cómo Él ha perdonado todos mis
pecados... cómo me ha llenado del Espíritu Santo y hasta cuida de mi mula mientras
le alabo.”
Si ser salvo
y saber que irá al cielo no lo emociona, usted tiene callos en su alma. ¡Es
emocionante conocer al Señor Jesucristo!
¿Cuándo fue
la última vez que usted levantó sus manos y grito: “¡Alabado sea el Señor!”?
¡Quizás este instante sea el momento!
Salmos
84:11: “Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en
integridad.”
TRES
PALABRAS EN EL CALVARIO, EN EL LUGAR DE LA CRUZ.
Existen tres
palabras que se conjugaron en el Calvario: justicia, misericordia y gracia.
1. La justicia es recibir lo que
merecemos.
2. La misericordia es no recibir lo que
merecemos.
3. La gracia es recibir lo que no merecemos.
LA IMPORTANCIA DE LA GRACIA PARA NOSOTROS SUS HIJOS.
Pero espere, ¡la
gracia es más que eso! Es gracia que otorgada a un alto costo. No es barata. La
gracia costó la vida del Hijo de Dios. Jesús derramó su sangre y agonizó en la
cruz voluntariamente.
LOS QUE RECIBEN GRACIA, DAN GRACIA A SUS HERMANOS.
Efesios 2:8: “Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”
LAS TRES PRUEBAS DEL VERDADERO EVANGELIO.
¿Cómo puede usted decir si tiene o no el verdadero evangelio?
El apóstol Pablo nos da tres pruebas.
1. La primera es el origen del evangelio. ¿De
dónde proviene éste? Dios lo dio. Es revelación directa y divina. El evangelio
es legitimado por su origen.
2. La segunda es por su salvación. Todo evangelio
que no sea el evangelio de gracia no es el verdadero evangelio. Usted no lo
puede comprar, ni lo puede pedir prestado, ni lo puede robar, ni se lo puede
ganar. Éste fue comprado por Cristo en la cruz. Es la obra sobrenatural de
Dios.
3. La tercera prueba es el tema. Éste debe ser la
gracia de Cristo. Jesús es el tema. Desde Génesis hasta Apocalipsis, toda la
Biblia es acerca de Jesús.
EL QUE ERA, EL QUE ES Y EL QUE HA DE VENIR.
Dedique una o dos horas esta semana y busque las profecías
acerca de Jesús en el libro de Isaías. Encuentre consuelo en saber que ¡Jesús
es el que era, es, y ha de venir!
Primera Crónicas 29:11: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder,
la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los
cielos y en la tierra son tuyas.”
¿Alguna vez se ha puesto a pensar por qué Dios no elimina la
maldad y erradica el pecado? Si Dios destruyera el mal, Dios destruiría toda
oportunidad para tomar decisiones. Y si Dios quitara esa oportunidad de tomar
decisiones, Dios arrasaría con toda oportunidad de amar. Consecuentemente, Dios
aniquilaría el mayor bien. Que Dios destruyera la maldad sería malévolo. Dios
no destruye la maldad, Dios derrota la maldad. ¿Cómo? Con la cruz del calvario
y la resurrección. Dios transforma toda herida en un aleluya. ¡Toda derrota en
una victoria!
Tome tiempo hoy para meditar acerca del cielo y la gloriosa
reunión que algún día tendrá con Él.
LA CRUZ FUE UN MEDIO UTILIZADO POR DIOS.
Efesios 2:16: “Y mediante la cruz reconciliar con Dios a
ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.”
1. Arriba en el cielo está Dios Santo.
2. Abajo en la Tierra está el hombre
pecador.
3. Y el pecado es el abismo que nos separa.
1. El hombre posee un vacío, por ello
constantemente trata de alcanzar a Dios, más él continúa rebotando en la
muralla del pecado.
2. Dios, al ver la situación conmovedora
del hombre pecador, en su misericordia dijo: “Haré algo.”
3. Dios envió a su Hijo el Señor Jesús,
para abrir un camino. Y sobre los toscos troncos de la cruz.
4. Jesús entregó su vida para que usted
y yo pudiésemos vivir eternamente y vivir perdonados.
5. Jesús construyó un puente entre el
hombre y Dios. Es un puente que el hombre jamás hubiese podido construir, es un
puente que el hombre nunca podrá derribar. Dios edificó una entrada que
nosotros no podíamos construir… para nosotros… y para usted.
Dado que el Señor Jesús erigió un puente de amor para que
usted se reconciliara con Dios,
6. Es su turno de construir un puente de amor
para alguien que está perdido y busca el camino a Cristo.
EL PODER DEL PODEROSO QUE ESTÁ EN LA CRUZ.
Juan 10:18: “Nadie me la quita, sino que Yo de Mí mismo la
pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este
mandamiento recibí de mi Padre.”
La verdad profunda del amor del Salvador es comprensible
cuando consideramos una verdad importante:
1. Jesucristo es la única persona que ha
escogido morir. “Pero, ¿qué de los kamikaze, los pilotos japoneses suicidas en
la segunda guerra mundial? ¿Qué de los soldados quienes, habiendo pisado y
detonado una mina, permanecieron inmovibles hasta que sus compañeros se
alejaran lo suficiente para que estuviesen a salvo?”
2. Ellos no escogieron morir, sólo escogieron
cuándo morir. Nosotros y todo aquel que aún esté por nacer, eventualmente
moriremos. Sin embargo, únicamente hubo Uno que no tenía que morir. Los clavos
no retuvieron a nuestro Salvador en esa cruz. Cuerdas plateadas de amor y
ataduras doradas de redención fueron las que le mantuvieron allí.
3. Lea los Salmos 22, 23 y 24 y
regocíjese en la provisión, protección y providencia del Buen Pastor.
LA CRUZ SE CONVIRTIÓ EN UN LUGAR DE SALVACIÓN.
Lucas 23:43: “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que
hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Leí una vez acerca de un hombre que viajaba en un avión
durante una impetuosa tormenta. Incluso la aeromoza estaba un poco nerviosa. No
obstante, había una señora que tarareaba el himno “EN JESUCRISTO, EL REY DE
PAZ” (Blessed Assurance). Ella parecía estar tranquila. El hombre le preguntó:
“Señora, ¿no tiene miedo?” Ella contestó: “Para nada. Yo le he entregado mi
corazón a Jesucristo. No hace mucho tiempo, una de mis hijas murió. Ella era
una preciosa creyente y ahora está en el cielo. Tengo otra hija que vive en
Denver, a donde este avión se dirige. Verdaderamente no me afecta a cuál de mis
dos hijas vaya a visitar.”
Jesús le dijo a un hombre que colgaba de una cruz sangrienta:
“Hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Si usted muriese hoy, ¿en dónde pasaría su eternidad? ¿En
dónde la pasaría su familia?
Hebreos 12:2: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
¿Qué significa poner sus ojos en Jesús para que Él supla
todas sus necesidades? Bueno, supongamos que José, le presta dinero a un amigo
y luego éste se da cuenta que no puede pagárselo. José, quien anda detrás de
él, le informa: “Si no puedes pagarme me veré forzado a quitarte tu propiedad.”
Entonces, el endeudado va a donde otro amigo, Víctor, y le cuenta su apremiante
situación y le suplica ayuda. Víctor le afirma: “Yo me encargo de todo.” En
otras palabras: “No te preocupes, déjamelo a mí.” De igual forma cuando la
Biblia nos exhorta a poner nuestros ojos en Cristo Jesús, significa que debemos
recurrir a Él cualquiera sea su necesidad.
¿Está alguien dependiendo de usted para suplir sus
necesidades? ¿Está usted, por lo tanto, poniendo sus ojos en Dios para poder
hacerlo o lo está tratando de llevar acabo solo?
Hebreos 12:2: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
¿Cómo obtiene usted fe? Poniendo sus ojos en Jesús. La fe se
produce en el corazón. Usted no tiene que forzar la fe. Suponga que una persona
necesita cruzar un gran río y no está seguro si el puente puede soportar su
peso. Entonces, puede hacer una de dos cosas: Una, ponerse de pie a orillas del
río y tratar de adquirir suficiente valor para hacerse creer que dicho puente
puede soportarle; luego lo cruzara tímidamente. O dos, podría observar cómo los
camiones de carga cruzan ese poderoso puente de hierro y concreto y ¡creer! Fe
es el resultado de ver la resistencia del mencionado puente. De la misma
manera, no es una fe grande en Dios lo que usted necesita, sino fe en un Dios
grande.
Intente hacer algo tan grande en su vida hoy, que de seguro
fracasará a menos que Dios esté en ello.
GRACIAS SEÑOR POR SU PERDÓN.
Salmos 32:1: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido
perdonada, y cubierto su pecado.”
Lo peor que le pudiese pasar a la gente pecadora sería vivir
en un medio ambiente perfecto. Si Dios hubiera dejado a Adán en el huerto de
Edén, Adán no hubiera sabido que tenía la letal infección del pecado. Y no
hubiese buscado el tratamiento para éste, el cual se encuentra en el
derramamiento de sangre. Los problemas no son para nuestra destrucción, sino
para acercarnos a Jesucristo quien provee el remedio del pecado por medio de su
sangre derramada en la cruz. El problema del pecado es real y terrible, pero
trae consigo la posibilidad de ser perdonados y ser cubiertos con la justicia
de Cristo.
¿Cuándo fue la última vez que le dio gracias a Dios por los
problemas en su vida? Véalos como si fueran vehículos que lo transportan al
corazón de su Señor.
Apocalipsis 7:12: “La bendición y la gloria y la sabiduría y
la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios
por los siglos de los siglos.” Un hombre que se emocionaba demasiado en la iglesia. Continuamente
gritaba: “¡Alabado sea el Señor!” Un día, unos miembros de su congregación
vinieron a hablarle cuando él araba sus campos. Al terminar de platicar, él
inclinó su rostro y explicó: “Sé que es verdad. He interrumpido los cultos,
pero saben, me siento ahí y pienso todo lo que el Señor ha hecho por mí: Cómo
murió en agonía, y derramó su sangre en la cruz por mí... cómo Él ha perdonado
todos mis pecados... cómo me ha llenado del Espíritu Santo y... ¡cuida de mi
mula mientras le alabo!”
Si ser salvo y saber que irá al cielo no lo emociona, usted
tiene callos en su alma. ¡Es emocionante conocer al Señor Jesucristo!
¿Cuándo fue la última vez que usted levantó sus manos y
grito: “¡Alabado sea el Señor!”? ¡Quizás ahora mismo sea un buen tiempo para
hacerlo!
¿CÓMO PUEDE LA CRUZ TRAER PAZ?
Colosenses 1:20: “Haciendo la PAZ mediante la SANGRE de la
CRUZ.”
¿Cómo puede la CRUZ traer PAZ si Jesús es el que colgó en
ésta? En la cruz, no se apaciguó la maldad, sino que la impiedad fue
confrontada. En la cruz, el pecado no fue pasado por alto. EN LA CRUZ, EL
PECADO FUE EXPIADO Y PAGADO. La magna justicia de Dios fue confrontar la mayor
maldad del hombre, y la justicia ganó y la PAZ se alcanzó por medio de la
SANGRE derramada en la CRUZ. ¡Gloria a Dios por la cruz! ¡Gracias a Dios por
Jesús!
Durante este tiempo del año, al celebrar la muerte, sepultura
y resurrección del Señor Jesucristo, tome unos momentos para alabar a Jesús por
el poder y la esperanza que usted posee gracias a la RESURRECCIÓN.
Primera Corintios 15:27: “Porque todas las cosas las sujetó
debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a Él,
claramente se exceptúa aquel que sujetó a Él todas las cosas.”
Dios nos ha dado la autoridad del reino. Jesús afirmó: “He
aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza
del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19).
Cuando nuestros problemas sobrepasan nuestra capacidad,
recordemos que esos mismos problemas están bajo los pies de nuestro Señor. No
hay necesidad de desanimarse cuando lleguen las pruebas. Es el camino que su
Salvador ya caminó por usted. ¡Es el camino de la cruz y Él tiene la victoria!
Escriba la dificultad más grande que debe enfrentar hoy.
Luego, coloque ese papel en el suelo. Obsérvelo... ahora usted tiene una
vislumbre del ángulo o lugar estratégico desde el cual Dios ve los problemas en
su vida.
ES COMO SI NOSOTROS ESTUVIERAMOS EN LA MISMA CRUZ.
Filipenses 3:10: “A fin de conocerle, y el poder de su
resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante
a Él en su muerte.”
Un día el pastor Rogers fue con un amigo a visitar a un
hombre de negocios. Este apreciado amigo y varón de Dios empezó compartiendo su
testimonio de cómo el Señor lo había salvado. Luego añadió algo que le dejó
atónito, boquiabierto. Él dijo: “Yo solía creer que Jesucristo murió en la
cruz, que fue sepultado y que resucitó de entre los muertos. Pero ya no creo
eso.” El pastor Rogers estaba estupefacto. Después con una sonrisa en su
rostro, explicó: “Sí, ya no creo eso. Ahora lo sé.”
¡Qué cambio de parecer! Pasar de creer a conocer al Salvador.
¡Qué revelación y transformación más gloriosa!
¿Conoce usted a Jesucristo? ¿Le conoce realmente o sólo cree
que Él murió, fue sepultado y resucitó?
Apocalipsis 4:8: “Santo, santo, santo es el Señor Dios
Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.”
ESTE ES JESUCRISTO EL SEÑOR Y DIOS:
Nunca ha existido un hombre como el Señor Jesús. John
Phillips escribió estas palabras acerca de Jesús que impactan profundamente.
1. Él dijo: “Él nunca pronunció una palabra impulsiva, cruel,
falsa, o trivial.
2. Nunca contempló un
pensamiento impuro.
3. Nunca degradó sus
talentos con fines egoístas.
4. Su influencia, nunca fue mala.
5. Su juicio, nunca equivocado.
6. Él nunca tuvo que
pedir perdón por algo que hizo o retractarse de ninguna palabra que pronunció.
7. Nunca llegó demasiado tarde, ni temprano,
8. nunca acongojado,
ni insípido, ni superficial, ni temeroso...
9. Él tuvo victoria
absoluta desde el momento que tomó su primer aliento en aquel establo de Belén
10. Hasta el momento que cerró sus ojos al morir en la cruz
del Calvario.”
SU HÉROE SE LLAMA JESUCRISTO.
Si usted está buscando un héroe, permítame sugerirle el
nuestro, si no tiene uno. Su nombre es Jesús.
LA SALVACIÓN RECIBIDA
POR LA OBRA DE JESUCRISTO EN LA CRUZ.
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3).
UNA SALVACIÓN SEGURA PORQUE DIOS LA DIO.
Hay algunas personas que piensan que pueden perder la
salvación. Amigo y amiga, si usted pierde o no su salvación, todo depende de
cómo la obtuvo. Si usted es salvo por sus buenas obras, entonces puede perder
su salvación por sus malas obras. Pero la Palabra de Dios es muy clara en este
asunto. Tito 3:5 dice: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la
regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.”
SOLO LA GRACIA DE DIOS DA LA SALVACIÓN.
¿Cómo se salva una persona? ¡Por gracia! Y si es por gracia,
entonces usted es guardado por gracia. La salvación no está cimentada en los
méritos del hombre, sino única y exclusivamente en la gracia de Dios.
Alabe a Dios por el trabajo regenerador del Espíritu Santo,
por la sangre salvadora de su Hijo, y por su llamado en su vida.
Lucas 18:24.
Cuando el joven rico le preguntó a Jesús respecto a la
salvación, nuestro Señor probó de inmediato su disposición a dejarlo todo y a
seguirlo "vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro
en el cielo; y ven, sígueme" (Lc. 18:22). Cuando el joven rico no prestó
atención a las palabras de Jesús, demostró que no estaba dispuesto a someterse
al señorío de Cristo.
El que quiera aceptar la salvación debe rendir el control de
su vida al Salvador. Eso significa estar dispuesto a abandonarlo todo para
seguirlo, o estar contento con todo lo que le ha dado, sabiendo que puede
soberanamente darle más cuando le sirve.
La salvación es cambiar todo lo que usted es por todo lo que
Cristo es. Por lo tanto, la fe salvadora no es simplemente un acto mental; ella
calcula el costo (Lc. 14:28) y humildemente clama a Dios como hizo el publicano
en Lucas 18:13: "Dios, sé propicio a mí, pecador".
¿Tiene usted en cuenta el costo hoy y todos los días?
EL SANTO A CAMBIO DE LOS PECADORES.
Segunda Corintios
5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”
1. Dios nunca pasará por alto el pecado.
2. Él no puede. Dios es santo, y por su santidad
ha jurado que el pecado se castigará.
3. Si Dios permitiera que la mitad de un
pecado quedara impune, Dios ya no sería santo.
4. El atributo principal de Dios no es el amor,
sino la santidad.
5. La cruz es la manera en que Dios castiga el
pecado y perdona al pecador a la vez. “Al que no conoció pecado, por nosotros
6. [Dios] lo hizo pecado.” El precio que
Jesús pagó sólo el condenado en el infierno puede empezar a comprenderlo, más
éste nunca lo sabrá en su totalidad porque sólo paga por su propio pecado.
7. El Señor Jesús pagó por todo el
pecado de todas las personas de todos los siglos.
8. Le invito a leer Apocalipsis 4:8.
Permita que su himno a lo largo del día sea: “Santo, Santo, Santo es el Señor
Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir.”
“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo
aquel que cree” (Romanos 10:4).
¿QUÉ PIENSA LA GENTE SOBRE EL PECADO, LA JUSTICIA, EL PERDÓN,
LA CRUZ?
1. El mundo piensa que pecado es ser
malo y que ser justo es ser bueno. Dicen: “Si es que soy una buena persona,
entonces iré al cielo.” Para ellos, Dios es como Papá Noel, que hace una lista
y la revisa dos veces para determinar si hemos sido buenos o malos. Eso no es
así.
2. La justicia yace sólo en el Señor Jesucristo.
Él dejó el cielo, vino a la tierra, vivió una vida justa y perfecta. Luego
sufrió, derramó su sangre y murió en una cruz como expiación o sacrificio por
nuestros pecados:
3. Fue sepultado y resucitó por el poder
de Dios, y ascendió a la gloria.
4. Su sangre fue aplicada al propiciatorio de
Dios: eso es justicia. Gálatas 2:21 nos dice: “[…] si por la ley fuese la
justicia, entonces por demás murió Cristo.”
5. ¿Sabe lo que eso significa? Si usted pudiera
salvarse siendo bueno, entonces el Calvario fue un error.
6. Si hubiera habido otra manera de que usted se
salve, Dios no hubiera dejado que su Hijo muriera sobre una cruz.
dejado que su Hijo muriera sobre una cruz.
¿CÓMO VE USTED A DIOS?
¿Cómo ve usted a Dios?
¿Es Él su Papá Noel, asegurándose si se portó bien o mal? ¿Es Él su mayordomo,
cumpliendo cada uno de sus deseos y caprichos? ¿O es Él el Altísimo y exaltado
Rey de reyes, el Todopoderoso Padre Eterno?
AHORA NADA NOS PUEDE SEPARAR DEL AMOR DE DIOS.
“Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos
podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos
8:39).
Un historiador nos dice que después de la inquisición
española, los soldados de Napoleón descubrieron un calabozo, en donde
encontraron un esqueleto todavía encadenado. Para su sorpresa, ellos miraron en
la pared el dibujo de una cruz.
1. En la cabecera de la cruz estaba
escrita la palabra “altura”;
2. Al pie de la cruz, la palabra
“profundidad”;
3. Ya los lados de la cruz, las palabras
“anchura” y “largura.”
4. Para ese prisionero, la cruz fue una
ilustración de las dimensiones del amor de Dios.
5. El amor de Dios es Expansivo y Eterno.
“Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en
Él cree no se pierda, más tenga vida eterna.” ¿Qué está haciendo hoy para guiar
a otros a Jesucristo, quien es la verdadera razón de la Vida?
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán
llamados hijos de Dios” - (Mateo 5:9).
Hace muchos años, usted era verdaderamente alguien si se unía
al Cuerpo de Paz. Sin embargo como resultado, ¿cuánta paz se ha establecido
entre los hermanos y hermanas alrededor del mundo? ¿Sabe cómo traer paz a la
tierra y buena voluntad a todos los hombres? Presente a Jesús a los hombres,
mujeres, niños y niñas. Esa es la única forma. Las iglesias están llenas los domingos,
pero ¿a dónde se va la gente entre semana? ¿Están ellos compartiendo la
historia de salvación de Dios con los perdidos? No es su fiel asistencia a la
iglesia lo que va a traer la paz a la tierra. Jesús dijo que su misión no era
paz, sino traer muerte al odio, pleitos y pecado a través de su sangre
reconciliadora. Para un Dios Santo no existe ninguna otra manera de realizarlo,
sino mediante la cruz.
¿Está usted viviendo como un hijo de Dios y contándole a
otros de Jesús? Pídale a Dios denuedo o valentía piadosa para preguntarle a su
vecino cómo puede orar por él o ella. Pídale a Dios que le dé valentía para
preguntarles acerca de sus vidas, descubriendo así sus necesidades. ¡Luego haga
lo que pueda para suplir esas necesidades para la gloria de Dios! Recuerde
porqué está usted aquí.
SEAMOS COMUNICADORES DEL MENSAJE DE LA CRUZ.
“Que juntos
comunicábamos dulcemente los secretos, y andábamos en amistad en la casa de
Dios” (Salmo 55:14).
La iglesia
tiene el compañerismo más dulce sobre la tierra. Existen hermanos y hermanas
que son amorosos, motivadores y nos exhortan al servir juntos para la gloria de
Dios. No obstante, suponga que Dios le saca de ese precioso compañerismo. ¿Qué
sucedería si usted tuviera que ser hospitalizados sin poder ser visitados por
días sin fin? ¿Qué si fuese transferido a Siberia y no hubiera un creyente a
400 kilómetros a la redonda? O, ¿si escoge no fumar marihuana cuando todos sus
amigos lo hacen? O, ¿qué si decide abstenerse de promiscuidad prematrimonial?
O, ¿escoge no salir a tomar con sus amigotes universitarios? ¿Es Dios
suficiente cuando el amigo más querido sobre la tierra le abandona? ¿Es Él lo
suficiente amigo como para que usted puede permanecer firme solo con Él?
Tome una
hoja de papel y dibuje un círculo.
1. Escriba su nombre dentro del círculo.
2. Alrededor del círculo escriba los nombres de
sus compañeros, de sus familiares y de sus amigos.
3. Dibuje una cruz junto al nombre de los que son
creyentes y una estrella junto al nombre de los que no lo son.
4. Ahora, pídale a Dios que le haga una estrella
reluciente que los atraiga a Él.
PUESTOS NUESTROS OJOS EN JESÚS, QUIEN MURIÓ EN LA CRUZ.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro
tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1-2ª).
Existen muchos atletas con habilidad natural, pero ¿qué es lo
que convierte a un atleta mediocre en un campeón de medalla de oro? Este atleta
está dispuesto a sufrir más que los otros. Cuando usted no puede dar otro paso,
sus músculos están adoloridos y su cuerpo está molido, es lo que significa
correr la carrera con perseverancia como lo menciona Hebreos 12:1. Usted actúa
bajo tremenda presión. Corre para desarrollar resistencia. Hoy, quizás esté
sufriendo porque un familiar, compañero laboral o compañero de estudios ha sido
injusto con usted. Tal vez se le ignoró para un ascenso. Edificar una fe que
aguante la distancia toma paciencia.
Hoy es el día de superar las injusticias de la vida. En lugar
de sentir que está siendo injustamente tratado, es tiempo de poner los ojos en
Aquel que fue tratado MÁS injustamente sobre una cruz para que usted fuese
perdonado. Corre, creyente, corre: la victoria aún está por ser ganada.
“Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).
El autor y orador creyente S. D. Gordon, dijo: “En la vida de
todo hombre existe un trono. Y cuando el yo
o uno mismo está en el trono, Cristo está en la cruz. Pero cuando Cristo
está en el trono, el yo o uno mismo está en la cruz.” Existe algo que usted
acepta como lo mejor, que cautiva su atención, y que controla su vida. Sus
decisiones son tomadas en base a eso. El plan de Dios no es que Cristo posea un
lugar en su vida o que Él tenga prominencia en su vida. Jesucristo merece e
incluso demanda, preeminencia en su vida. Sin refutación, sin rechazo, sin rival.
¿Qué ocupa el trono de su vida: usted mismo-? ¿Su familia?
¿Su posición? ¿Su hogar? ¿Sus posesiones? ¿Su apariencia física? ¿Sus talentos?
Pídale a Dios que le perdone por tener algo o alguien en el trono que no sea
Él. Pídale que le dé fortaleza para arrepentirse y “re-entronarlo” a Él como
Señor.
HAY QUE TOMAR LA CRUZ.
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir
en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24).
En una ocasión el pastor Rogers compartió: “Muy temprano en
nuestro matrimonio, Joyce y yo nos arrodillamos he hicimos un voto solemne ante
Dios que todo lo que teníamos le pertenecería a Jesucristo. No seríamos dueños
de ningún título de propiedad. Ahora, en lo que concierne a los hombres quizás
poseamos algún título de propiedad, pero todo lo que tenemos pertenece al
Señor. Si Él lo desea, Él puede tenerlo todo. Si Él quiere usarlo, destruirlo o
regalarlo, o si Él quiere darnos más, es su decisión.”
¿Lo ha hecho usted? ¿Ha transferido todo a Cristo? No es su
fama, sino su fe. No es su habilidad, sino su disponibilidad. No son sus
estudios, sino su sacrificio.
¿Existe alguno en su vida que ha recibido que no se lo haya
dado Dios? ¿Qué está haciendo para devolverle todo a Él?
“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser
mi discípulo” (Lucas 14:27).
La cruz no solamente nos salva, sino que continúa
santificándonos. ¿Ha leído lo que Jesús dijo? “Si alguno quiere venir en pos de
Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Marcos 8:34b).
Mucha gente piensa que esto significa que nuestra “cruz” es
una enfermedad, o un cónyuge incrédulo, o un jefe déspota. Sin embargo, una
cruz no es algo puesto a la fuerza sobre usted y sobre lo cual no tiene ninguna
opción. La cruz es algo que usted volitivamente acepta. Jesús puso su vida
voluntariamente, y nos pide que hagamos lo mismo. Su cruz es cuando usted
voluntariamente muere a sí mismo, y realiza esto al decir “¡No!” al pecado y a
su ego, y “¡Sí!” a Cristo.
Ofrezca esta oración de entrega Dios hoy: “Padre, perdóname
por ponerme yo en primer lugar, y Tú en segundo. Perdóname por no tomar mi cruz
para seguirte. Dame la gracia de morir a mí mismo, y de morir para aquellas
cosas en mi vida que no traen gloria para Ti, y mantenme muy cerca de Ti.”
LA SALVACIÓN SOLO VIENE DE JESUCRISTO.
“Yo, Yo Jehová, y fuera de Mí no hay quien salve” (Isaías
43:11).
e requiere más del poder de Dios para salvar a una alma a
través de la cruz de Cristo, que lo que se requiere para cualquier otra cosa. Dios
no tuvo ninguna dificultad creando el universo. La Biblia nos dice que Él
habló, ¡y sucedió! Pero cuando Dios escribió la historia de la salvación, tuvo
grandes dificultades.
En una ocasión el pastor Rogers dijo: “¿Qué si yo realizo un
servicio y tengo el poder de enderezar las piernas de los inválidos, o de
devolver la vista a los ciegos? ¡En el próximo servicio no habría dónde poner a
la gente! Ahora, por cierto que deseo que Dios sane a las personas, pero déjeme
decirle algo más. ¿Qué, si después de que predique un mensaje, una niñita pasa
al frente para decir que Dios le ha salvado? ¡Ese es un milagro mayor que abrir
los ojos de los ciegos, porque el Hijo de Dios tuvo que colgar en una cruz, en
agonía y derramar Su sangre, para comprar la salvación de esa pequeña!”
Jesús no vino como un gran sanador o profesor. ¡Él vino como
Salvador!
¿Cómo usted definiría lo que sucede cuando Dios salva a una
persona? ¿Podría ponerlo en palabras? Pídale a Dios que le muestre, en Su
Palabra, lo que significa la salvación, y luego trate de explicarlo con sus
propias palabras. Y compártalo con alguien más esta semana.
EN LA CRUZ OCURRIÓ EL MILAGRO.
“A quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su
sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados” - (Romanos 3:25).
Propiciación es una palabra grande que significa
1. “satisfacer”. Porque Dios es un Dios Santo, su ira y
justicia queman contra el pecado. Y Él ha prometido que el pecado será
castigado. Debe haber un pago satisfactorio por el pecado. Dios dijo: “Si
castigo al hombre por su pecado, morirá y se irá al infierno. Pero si no
castigo al hombre por su pecado, mi justicia nunca será satisfecha.”
2. ¿La solución? Dios
dijo que Él mismo sería nuestro substituto. Llevaría el pecado de la humanidad
sobre Sí mismo en agonía, derramando su sangre: un juicio justo y substituto
por el pecado. Su ira se quemó en la cruz cuando su Unigénito murió como la
propiciación por los pecados del hombre, y esto es amor (vea 1 Juan 4:10).
3. Agradecimiento ¿Cuándo fue la última vez que usted le
agradeció a Dios por no mandarlo al infierno, como se lo merecía? A lo mejor ya
es tiempo de que lo haga, ¿no le parece?
JESUCRISTO ES EL EJEMPLO DE HUMILDAD. NO RECHAZÓ LA CRUZ.
… Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
—Santiago 4:6
Durante la época de Semana Santa, mi esposa y yo asistimos a
una reunión en una iglesia donde los participantes procuraban representar los
sucesos que Jesús y sus discípulos experimentaron la noche antes de que Él
fuera crucificado. Como parte de la reunión, los miembros del personal de la
iglesia les lavaron los pies a algunos de los colaboradores voluntarios de la
congregación. Mientras miraba, me preguntaba qué expresa más humildad en
nuestra época: ¿lavar los pies de otra persona o que alguien lave los nuestros?
Tanto unos como otros, los que estaban sirviendo y los servidos, mostraban
distintos aspectos de la humildad.
Cuando Jesús y sus discípulos se reunieron para la última
cena (Juan 13:1-20), el Señor, en un servicio humilde, les lavó los pies a sus
seguidores. Pero Simón Pedro se resistió, diciendo: «No me lavarás los pies
jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo» (13:8).
Lavar los pies no era un simple ritual; También puede verse como una
ilustración de nuestra necesidad de ser limpiados por Cristo; una limpieza que
nunca se llevará a cabo si no estamos dispuestos a ser humildes delante del
Salvador.
Santiago escribió: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia
a los humildes» (Santiago 4:6). Recibimos la gracia de Dios cuando reconocemos
su grandeza, ya que Él se humilló a sí mismo en la cruz (Filipenses 2:5-11).
La posición más poderosa en la Tierra es arrodillarse ante el
Señor del Universo.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna” (Juan 3:16).
Un jovencito tenía dificultades viviendo la vida cristiana.
Fue a donde su Pastor, quien le dijo que fuera a ver un cuadro específico en el
museo. En el museo, el guía lo llevó a un gran salón, en donde el cuadro
adornaba toda la pared. El joven sintió repulsión por lo que vio. Era una
pintura de Cristo en la cruz, pero la perspectiva desde la cual el artista
pintó, estaba fuera de balance. Lucía grotesco. El guía le dijo: “Jovencito,
necesitas acercarte más.” El joven se acercó más. “Ahora necesitas agacharte.”
Y el joven se agachó. “Ahora, más cerca y más abajo.” Antes de que el joven se
diera cuenta qué estaba sucediendo, se encontró de rodillas al pie de la cruz,
y cuando miró hacia arriba, entendió por completo la pintura total. Hasta que
usted no esté dispuesto a tomar su lugar al pie de la cruz, la vida cristiana
nunca tendrá ningún sentido para usted, tampoco.
Pase algún tiempo meditando en lo que Jesucristo experimentó:
1. Al sufrir la angustia, las acusaciones,
2. La flagelación,
3. Las burlas y
4. Al final la crucifixión, como expiación por todos sus
pecados.
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero
vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:11).
Debemos considerarnos a nosotros mismos como muertos al
pecado, pero vivos en Jesucristo. ¿Qué significa eso? Para muchos, el decir
“considerar” significa ‘lo pensaré’. Pero en este pasaje, “considerar” es un
término legal, jurídico que significa ‘contar con’ o ‘calcular’. Cuando usted
se arrepintió por sus pecados y pidió a Dios que le perdonara y salvara, usted
“contó” con lo que Jesús hizo en la cruz para expiación de sus pecados. Y
ahora, usted depende de Su justicia. Así como “cuenta” con Él para la victoria
sobre la multa del pecado, también “cuenta” con Él para la victoria sobre el
poder del pecado. Considérese muerto al pecado y vivo en Dios.
¿Quiere caminar victoriosamente hoy? Entonces repita lo siguiente
durante todo el día: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
más vive Cristo en mí, y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí” (Gálatas 2.20).
Muera para sí mismo, y viva para Cristo.
DOS REGALOS MARAVILLOSOS: SALVACIÓN Y EL ESPÍRITU SANTO.
“El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en
nuestros corazones” - (2 Corintios 1:22).
Dios nos ha dado “las arras del Espíritu en nuestros
corazones”. ¿Qué significa eso? En los días de Jesús, cuando un hombre quería
comprar algo pero no tenía el dinero suficiente ese momento, dejaba una
cantidad de dinero como “fianza o depósito”. Mientras mayor era el depósito
inicial, más segura era la indicación de que completaría el pago. Por ejemplo,
si una persona estaba vendiendo un carro por $1.000 dólares y un posible
comprador depositaba $5 dólares para “apartar” el coche, el dueño del vehículo
prácticamente no prestaba atención a tal comprador. Pero si esa persona daba
$500 dólares como depósito por el vehículo, quería decir que sí tenía interés y
que regresaría con el resto del dinero.
En terminología moderna, podríamos decir que Dios depositó
como “fianza” al Espíritu. ¿Piensa usted que Dios se va a olvidar de su
Espíritu Santo? ¡No! Asimismo, Dios no se va a olvidar de usted, porque ha
hecho una gran inversión en su vida.
Alabe a Dios porque su salvación fue pagada totalmente cuando
Jesús murió en la cruz. Alabe a Dios porque Él le ha sellado por la eternidad
con la sangre expiatoria de su Hijo. Alabe a Dios porque no está solo, su
Espíritu Santo mora en usted para santificarlo.
DIOS CUMPLE SUS PACTOS Y PROMESAS.
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que
guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos,
hasta mil generaciones” - (Deuteronomio 7:9).
Cuando el pastor Rogers hablaba acerca de la seguridad
eternal, inevitablemente escuchaba a alguien decir: “Bueno, tal vez sus pecados
no podrán separarle de la mano de Dios, pero Satanás sí puede.” Con todo
respeto él respondía: “Perdóneme, pero eso es una tontería. Si Satanás puede
separarle de la mano de Dios, ¿por qué no lo ha hecho ya? ¿No ha sido él
“bueno” con usted?”
Sería una muy extraña doctrina el decir que usted va a ir al
cielo por la gracia del diablo, ¿no le parece? Dios nos salva. Dios nos guarda.
Lo que ha sido sellado en la eternidad jamás puede ser deshecho por los
intentos de los hombres ni por las artimañas del diablo.
¿Tiene usted la seguridad en su corazón de que cuando muera,
se irá al cielo? Si no la tiene, pase algún tiempo hablando con Dios, ahora
mismo. Pídale que le dé el regalo de la fe, ahora mismo, para creer en la
seguridad de lo que hizo Jesús por usted, en la cruz, hace más de 2.000 años.
“Si bien todos nosotros somos como:
1. Suciedad, y todas nuestras justicias
como trapo de inmundicia;
2. y caímos todos nosotros como la hoja, y
nuestras maldades nos llevaron como viento” (Isaías 64:6).
3. No existe ni uno bueno. Ni uno solo.
Si usted pidiera a cada ser humano en el planeta tierra que ponga en una taza
todas sus cosas buenas, no habría en esa taza ni siquiera lo suficiente para
salvar a una sola persona.
4. Isaías 64:6 dice que “todas nuestras
justicias son como trapo de inmundicia” a los ojos de Dios. La cruz de
Jesucristo es nuestra única esperanza. Sin Jesús, usted tendrá que enfrentar la
ira de Dios. Jesús pagó la deuda de su pecado que la justicia de Dios requiere,
y ahora, como Su hijo, usted comparte Su justicia.
5. En 1906 Jessie Brown Pounds escribió
estas palabras: “Necesito ir al hogar por el camino de la cruz; no hay ninguna
otra forma, sino ésta. Nunca podré ver las puertas de luz, si es que pierdo el
camino de la cruz.”
6. ¿Cómo se ve a usted mismo, este momento?
¿Digno? ¿O indigno? ¿Qué es lo que dice Juan 3:36, 5:24 y Romanos 3:23-26?
“Porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por
vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros” (Deuteronomio 20:4).
¿Recuerda el relato del milagro que Dios realizó, haciendo
pasar a los israelitas a través del Mar Rojo, cuando eran perseguidos por el
ejército del Faraón? ¡Fue algo increíble! Ahora, permítanos preguntarle:
1. ¿Qué pasó tres días después? Los israelitas
comenzaron a quejarse porque no había agua. ¿Cree usted que Dios hubiera
realizado liberación tan milagrosa, para luego abandonarlos días después?
¡Rotundamente no! Pero.
2. ¿Qué sucede con nosotros cuando estamos en el
desierto, preguntándonos a dónde nos lleva Dios? ¡Nos volvemos como los
israelitas! Y sin embargo Dios hizo más por usted que lo que hizo por ellos:
3. Envió a su precioso y único Hijo para
que muriese en la cruz del Calvario por usted. Dios le redimió. Más que sólo
sacarle de una tumba líquida, Dios le liberó, de una eterna condenación, a una
gloriosa comunión con Él para siempre.
4. ¡Dios le salvó! ¿Qué más podría usted
desear?
5. ¿Se siente como si estuviera en un basurero?
¿Se siente víctima de una mala situación? ¿Siente como que Dios le ha
abandonado?
6. Entonces escriba en una tarjetita
Deuteronomio 20:4 y medite en eso hasta que lo crea: “Porque Jehová vuestro
Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para
salvaros.”
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; más Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros” -
(Isaías 53:6).
Jesús sufrió como usted sufrirá. Pero Él sufrió mucho más que
eso porque tomó no solo el sufrimiento suyo, sino llevó sobre Sí el sufrimiento
de todo el mundo. Los pecados del mundo fueron comprimidos y destilados sobre
el Señor Jesucristo. Los eruditos hebreos nos dicen que hay un plural intensivo
en Isaías 53 que habla de la muerte de Cristo. Indican que literalmente
significa que Jesús murió mil muertes. ¿Sabe lo que eso significa? Quiere decir
que Jesús, siendo infinito, sufrió por una cantidad finita de tiempo, lo que
usted, siendo finito, sufriría por una cantidad infinita de tiempo. Él sufrió
en la cruz una eternidad infernal por cada uno de nosotros.
Jesús murió para aplacar la ira de Dios, para que Su justicia
y santidad sean satisfechas. La Biblia llama a esto “propiciación” (ver Romanos
3:23-25 y 1 Juan 2:2). Escriba en una pequeña tarjeta la palabra “propiciación”
y medite acerca de esta humilde verdad, transformadora de vida, durante todo el
día.
ES TIEMPO DE OBEDECER A DIOS.
“Por lo
cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor
número” (1 Corintios 9:19).
TRES RAZONES
PARA OBEDECER.
Existen tres
razones para la obediencia:
1. un esclavo obedece porque tiene que hacerlo.
2. Un empleado obedece porque necesita hacerlo.
3. Pero un hijo amoroso obedece porque
quiere hacerlo.
Muchos de
nosotros vivimos como esclavos, a pesar de que Jesús dijo: “Ya no os llamaré siervos,
porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos,
porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan
15:15).
Existen tres
razones para la obediencia: un esclavo obedece
porque tiene que hacerlo. Un empleado obedece porque necesita hacerlo.
Pero un hijo amoroso obedece porque quiere hacerlo. Muchos de nosotros vivimos
como esclavos, a pesar de que Jesús dijo: “Ya no os llamaré siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas
las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer” (Juan 15:15).
El pastor Rogers testificó: “Yo no
trabajo para alcanzar mi salvación. Ese trabajo ya fue hecho por mi Señor. Pero
trabajaré como un esclavo por el amor a Dios.”
¿Y qué de
usted?
¿Qué es lo
que usted está tratando de hacer hoy para “ganar” la salvación de Dios para su
alma? El sacrificio expiatorio de Jesús, por su pecado, fue completado en la
cruz hace más de 2.000 años. Pase este día alabando a Dios por haber enviado a su
Hijo para que muera en lugar suyo.
“Aunque ande
en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmos 23:4).
El Salmo 23
está suspendido entre el Salmo 22, que habla de la crucifixión de Jesús, y el
Salmo 24, que es una profecía de la coronación de Jesús. Es una hermosa
trilogía acerca de la cruz del Salvador, el cayado del Pastor y la corona del
Soberano. El Salmo 23 es el valle entre las faldas sangrientas del monte
Calvario y los picos soleados del monte de Sion. Gracias a Dios por cada valle,
porque significa que debe haber una montaña cerca. Si hoy usted se encuentra en
un valle, recuerde que no estaría ahí si no hubiera tenido que cruzar montañas.
Hay visión en el valle y esperanza en las montañas.
“Pero el
hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para
él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente” (1 Corintios 2:14).
Dios hizo la
mente del hombre. Todos los descubrimientos y el verdadero conocimiento en este
mundo provienen de Dios. Es la Verdad de Dios y no debemos tener temor. Pero
eso no significa que debemos pasearnos en forma casual por los senderos de
diabólicas filosofías. La Verdad de Dios no cambia como las filosofías. La
primera parte de Malaquías 3:6 dice: “Porque Yo Jehová no cambio.” No sabemos
si eso significa algo para usted pero significa mucho, querido amigo (a). El
mismo Dios que nos amó tanto como para poner a su propio Hijo en la cruz, hace
más de dos mil años, nos sigue amando de la misma manera. No tenemos que
preocuparnos, cuando nos acercamos a Dios en oración, de que a lo mejor Él esté
de mal humor. Ahora, si esto no enciende su motor espiritual, es que no tiene
ninguno.
Lea el Salmo
145. Deje que su motor comience a correr en alabanza a Dios.
“Haced todo
sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos,
hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en
medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” - (Filipenses
2:14-15).
¿Sabe cuál
es el problema, con muchos de nosotros, cuando obedecemos a Dios? Murmuramos
acerca del asunto mientras lo efectuamos. Y Dios toma nota de esa clase de
actitud, porque “obediencia a medias” no es obediencia de ninguna manera.
Recuerde: Dios mira el corazón, no la obra (vea 1 Samuel 16:7). ¿Sabe por qué
murmuramos? Porque hemos desviado nuestros ojos del Calvario. Jesús no murmuró
en su camino hacia la cruz. No lo hizo. ¿Agradece usted a Dios por las pérdidas
en su vida? ¿O sólo lo hace cuando hay ganancias? ¿Cuándo se siente más cerca
de Dios: durante las pruebas o durante los tiempos de calma?
¿Por qué
debe dar gracias?
“Dando
siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”
(Efesios 5:20).
“Entonces
verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria”
(Marcos 13:26).
Cuando
llegamos a un momento en el cual no entendemos lo que está sucediendo. Cuando
todo parece que se desmorona y se viene abajo…tenemos a Jesús. Siempre tenemos
el perdón de la cruz, la victoria de la tumba vacía, y la esperanza del
inminente regreso de Cristo. Cuando vamos donde el doctor y nos dice que
tenemos cierta enfermedad; cuando escuchamos que, como pareja, somos estériles
y no podemos tener hijos; cuando nos tenemos que declarar en bancarrota; cuando
nos despiden del trabajo; cuando leemos una carta de nuestro cónyuge
diciéndonos que nos abandona; cuando un ser amado muere debido a un acto
terrorista…¡Tenemos un Salvador!, y es nuestra la opción de creer o no creer.
En esos momentos podemos murmurar, criticar, refunfuñar o desesperarnos. O
podemos ceder ante el Salvador y escucharle decir: “Hijo mío, no importa lo que
está sucediendo, quiero que sepas que te amo. Mira a la cruz. Mira la tumba
vacía. Espérame. Regresaré nuevamente.”
Póngase en
una posición de humildad:
1. Si puede, arrodíllese. Si no puede,
2. Si no puede, incline su cabeza y
3. cierre sus ojos.
4. Imagínese la cruz de Cristo.
5. Medite en la vergüenza que Él experimentó, el
dolor que soportó y la victoria que aseguró con Su muerte.
“Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; el guarda las
almas de sus santos; de mano de los impíos los libra” (Salmos 97:10).
Esto puede ser una sorpresa para usted: el hecho de que sea
un creyente no quiere decir que debe amar todo. Escuchamos decir que los
creyentes son gente de amor, y eso es verdad. Pero, ¿sabía que si usted es un
cristiano, no sólo debe aprender a amar, pero también debe aprender a odiar? Si
usted ama a Dios, entonces debe odiar lo que Dios odia. Y eso es cierto a todo
nivel. Si usted ama las flores, seguro
que odia la maleza. Si ama la salud, entonces odia los gérmenes. Si ama a Dios,
entonces debe odiar lo diabólico. Es así de simple. Romanos 12:9b, nos dice en
términos fuertes: “Aborreced lo malo, seguid lo bueno.” Un hipócrita ―que es
algo que ninguno de nosotros quiere ser―, es alguien que dice que ama a Dios,
pero que no odia el pecado. No le diga a otros que usted a ama a Dios, si no
odia aquello que clavó a Su Hijo en la cruz.
Pídale a Dios que quebrante su corazón con las cosas que
quebrantan Su corazón. Pídale a Dios que le enseñe a odiar el pecado, pero amar
al pecador.
SU VIDA POR LA NUESTRA POR AMOR.
“En esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por
nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (1
Juan 3:16).
El hombre rico le preguntó a Jesús: “Maestro bueno, ¿qué haré
para heredar la vida eterna?” (Marcos 10:17). Entonces Jesús le preguntó si
había cumplido con la Ley. Y contestó que sí. Con amor, Jesús le dijo: “Una
cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás
tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz” (Marcos 10:21). Pero el
hombre rico, “afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones” (Marcos 10:22). Jesús lo dejó ir. Jesús no corrió tras él. Y hay
otra cosa que debe notar: Jesús no disminuyó sus normas.
Pídale a Dios que le muestre si hay alguna cosa que usted ama
más que a Él. Usted debe estar dispuesto a dejarla, voluntariamente.
USTED ES UN NECIO ESCOGIDO POR DIOS PARA SER SABIO.
1. “Sino que lo necio del mundo escogió
Dios, para avergonzar a los sabios.
2. Y lo débil del mundo escogió Dios, para
avergonzar a lo fuerte;
3. Y lo vil del mundo
4. Y lo menospreciado escogió Dios,
5. Y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin
de que nadie se jacte en su presencia” (1 Corintios 1:27-29).
¿Qué sabiduría hay en morir en una cruz? Los griegos no
podían entenderlo, y sin embargo ésa es la sabiduría de Dios. Dios es tan sabio
que la persona con un alto cociente intelectual no lo puede entender. Si usted
pudiese llegar a Dios con su intelecto, entonces Dios no es justo porque todos
los inteligentes del mundo tendrían una gran ventaja, y el resto de nosotros
quedaríamos en las sombras. Su espiritualidad se basaría en su intelecto.
Estamos contentos que Dios “escondió estas cosas de los sabios y los
entendidos, y las reveló a los niños” (Mateo 11:25). No es que Dios “esté tan
alto” que sólo unos pocos lo pueden entender. No. Más bien, Dios se ha puesto
Él mismo a tal nivel que pocos de nosotros estamos dispuestos a bajar lo
suficiente para verlo manifestarse o revelarse a nosotros.
¡Alabe a Dios por haberle escogido! ¡Alábele por su
sabiduría!
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como
oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación” - (1 Pedro 1:18-19).
¡Emancipación! ¿Qué cuadro le trae a la mente esa palabra?
1. Muchos piensan en los esclavos. Pero, ¿sabía
que la cruz de Jesucristo ha emancipado a cada creyente? En 1 Pedro 1:18 la
palabra rescatados es la misma palabra usada para emancipar a un esclavo.
2. Jesucristo le ha redimido y le ha “rescatado
de vuestra vana manera de vivir”, eso significa “de su vida vacía”: respirar y
ganar un salario, sin interesarse seriamente en esto que se llama “la vida
cristiana”.
3. Mi amigo, es hora de que usted experimente la
emocionante vida a la cual Dios le ha llamado.
4. La abundante vida por lo cual murió Jesús para
dársela.
5. Es extraordinario el servir a Aquel que nos ha
redimido con la plata de sus lágrimas y el oro de su sangre.
6. ¿Está usted sirviendo a Dios hoy?
Usted es un ministro, un sacerdote. Usted es las manos, los pies y la boca de
Jesús en un mundo que necesita de un Salvador.
7. Pídale a Dios que le use hoy, y marche, en fe,
hacia las maravillas que Él hará.
Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya
no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en
la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí.”
Dios le ama tanto que Jesucristo:
1. agonizó y derramó su sangre al ser crucificado
por usted.
2. Usted es preciado para Dios, es el
objeto de su amor.
3. La sangre de Jesucristo fue derramada en el
Calvario por usted.
4. Amigo, amiga, si lo sabe, entonces
podrá mantenerse firme ante toda crítica. No le molestará lo que otros digan de
usted.
5. La cruz le libera. Aquel que murió
por usted vive ahora en usted.
6. El Señor entregó su vida por usted, para luego
poderse entregar a usted.
7. Cuando Jesucristo murió por usted, no
solamente removió sus pecados, sino que le removió a usted. Usted está
crucificado con él.
8. Así que, ¿quién puede hacerle daño a un hombre
o mujer muerta?
¿Ha sentido el ardor de la crítica esta semana? Extraiga el
aguijón y lave la herida con el bálsamo del amor de Jesús. Entréguele esa
crítica al Señor. Luego, pídale a Dios que le enseñe de lo acontecido.
JESÚS ES EL ÚNICO QUE ESCOGIÓ MORIR POR USTED.
Juan 10:11: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da
por las ovejas.”
¿Sabía usted que solamente ha vivido una persona que escogió
morir? Únicamente una. “¡Oh! ―dirá usted―
1. Los pilotos suicidas escogen morir.
2. Otras personas escogen morir.
3. Personas que mueren por su propia
mano, escogen morir.
4. Gente que da su vida por otros, escoge morir.”
5. Nadie nunca ha escogido morir, sólo
el Señor Jesucristo, porque Él es el único que no tenía que morir.
6. Algunas personas tal vez escogen
morir prematuramente, pero nadie ha escogido morir sino Uno.
7. Lo que detuvo a nuestro Salvador en aquella
cruz no fueron los clavos, sino las cuerdas plateadas de amor y las ataduras
doradas de redención.
8. El hecho que nadie haya escogido
morir, sino Jesús, tal vez sea un concepto nuevo para usted. Si lo es,
probablemente es nuevo para otra persona. ¡Compártalo con alguien hoy!
Jesús el Cordero-Rey: Tu Mentor
Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará,
y los guiará
a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de
los ojos de ellos. – Ap. 7:17.
Me pregunto. ¿En
verdad entiendes Quién es el que te guiará y será tu mentor el día de hoy -- si
se lo permites? Jesús no es algún remoto
dios, que no conoce dónde vives. Que no
conoce tu dolor. Que no conoce los retos
increíbles que enfrentas.
Amor y autoridad mientras lees esto. Pero, también es un Cordero, para
siempre. Él se convirtió en uno de
nosotros. Uno con nosotros. ¡Alguien justo como nosotros! Él caminó en tus pisadas. En mis pisadas. Y ahora mismo Él está junto a ti, listo para
alcanzarte, orientarte, guiarte y ayudarte a través de cada decisión difícil
que tú debas tomar hoy. ¡Quiero que
entiendas quién es tu Pastor! En Él
están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Col.
2:3).
Así que mientras guíes a tu rebaño esta semana, escúchalo a
Él. Aprende de Él. Ya sea que pastorees a tu familia, a un grupo
pequeño, a una clase de escuela dominical, o a toda una congregación, permite
que esta imagen de Jesús, tu Cordero-Rey te moldee y forme la manera en que
pastoreas a otros.
Como un rey, un buen pastor guía en sabiduría, bondad,
amabilidad y honestidad. Pero como un
cordero, él sabe que debe seguir. La
gente te seguirá sólo si ellos saben que tú estás siguiendo a Jesús. Si no estás escuchando, si no eres sumiso y
obediente y te quebrantas ante Jesús, nunca experimentarás un rebaño que se
someterá a tu liderazgo.
Como un rey, un buen pastor alimenta a su rebaño. Pero como un cordero, él sabe qué tan
desesperadamente él necesita ser alimentado.
Si no tienes hambre de Dios, no puedes esperar que tu pueblo tenga
hambre de Dios. Tu pueblo conoce si
estás viniendo a Jesús y su Palabra para una alimentación diaria. ¿Cómo puedes esperar tener comida fresca para
los demás; si tú mismo estás desnutrido y raquítico espiritualmente? El clamor diario de cada pastor exitoso es
este: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti,
oh Dios, el alma mía (Sal. 42:1).
Como un rey, un buen pastor ejerce autoridad. Y aun así él nunca es autoritario. Nunca usa su autoridad para su propio
beneficio. ¡No! Como un cordero es tierno, gentil,
vulnerable, puro, calmado y manso. Un
buen pastor siempre se responsabiliza por su rebaño. Nunca tiene miedo de tomar decisiones
difíciles, para el crecimiento y madurez de las ovejas que dependen de sabias
decisiones. Pero también sabe qué tan
débil es él. Sabe que si él quiere tener
éxito, debe depender de Jesús. Como
Jesús, él es movido a las lágrimas, pues siente el dolor de su rebaño. Él sufrirá, justo como un cordero. Y como su Maestro, un buen pastor conoce que
debe dar su vida por los demás. Su vida
no es suya propia. Él debe renunciar a
sus propias necesidades y deseos, de modo que su rebaño crezca y se reproduzca.
No es fácil ser un buen pastor. Jesús nunca prometió que sería fácil. Pero lo que sí prometió es que Él siempre
estaría con nosotros. Y hoy Él te está
diciendo, “Obsérvame. Soy un
rey-líder. Pero nunca usé mi posición
para mi propio placer, para mi propio beneficio. Soy un cordero sacrificado. Entrego mi vida por ti. Así que te he dado este trabajo privilegiado
y debes hacer lo mismo. Humíllate ante mí,
y te exaltaré. Vive en una callada
dependencia de mí. Puesto que fuera de
mí nada puedes hacer (Juan 15:5).”
. . . puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la
fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando
el oprobio,
Y se sentó a la diestra del trono de Dios (He. 12:2).